El objetivo de los medios de comunicación izquierdistas siempre ha sido aterrorizar a los votantes y controlarlos hipnóticamente usando una orquestada programación para inducir temor.Mike Adams, 201
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En 2010, El secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, criticó el artículo del diario Clarín sobre la muerte de una persona por día en accidentes «como terrorismo periodístico que no soluciona el problema”. Durante todo el 2020, los medios de comunicación en Argentina estuvieron pasando imágenes de personas intubadas, en bolsas negras, de personas encerradas, de las calles vacías en todo el país y haciendo conteo de los casos de contagio por covid-19 ¿Esto es generar conciencia o terrorismo? ¿Qué es terrorismo? ¿Quién y cómo se decide qué actos son llamados «terroristas»? ¿Varía esa definición en función de quiénes son los atacantes, las víctimas o el lugar en que se comete el acto?
Raúl Zaffaroni en 2012, «Analicemos lo que se nos está construyendo y veamos cómo se nos manipula y se nos infunden miedos a través de construcciones artificiales de la realidad en nuevas versiones. La historia nunca se repite, pero sí se continúa. Tengamos cuidado con eso«. Cada 15 minutos los grandes medios de comunicación salen con algo nuevo del bicho o la nueva cepa que aterroriza al mundo, afirman que ellos abogan por el amor, la paz y el progresismo, pero cualquier análisis de su contenido lleva a la conclusión de que sus conductores y noteros son periodistas-terroristas. Ellos buscan, fabrican las noticias que son manipuladas para hipnotizar a sus lectores/televidentes y dejarlos aterrorizados por ellas. El FALSO MIEDO es el mantra de los periodistas-terroristas.
Siempre hay alguien que intenta crear una realidad amenazante, caótica, y seleccionar los datos de realidad que nos hacen vivir en un mundo temible, un mundo que te quiere ver pobre, paranoico y comiendo de su mano.
“Si nos remitimos al pasado, el concepto de terrorismo viene del terror de la Revolución Francesa, es decir, del terror perpetrado por el Estado. Solo en décadas recientes el terrorismo se ha entendido como violencia cometida por actores no estatales y la violencia cometida por el Estado ha sido excluida de la idea de terrorismo.”Lisa Stampnitzky, Disciplinando el terror: cómo los expertos inventaron el ‘terrorismo’
Resulta que ahora no existen más enfermedades, sólo el covid. Juegan con el miedo peor de un ser humano, la muerte y aún peor, la posible muerte de quienes más amas: tus hijos y familiares. En octubre del año pasado, ibas caminando por la calle y lo único que veías eran rostros tristes, desanimados, preocupados, cansados. Hoy la gente entró en un estado de atonía, automatismo, se respira agotamiento, tristeza.
Como en el Medioevo, repuntó el fanatismo intolerante hacia el diferente, hacia aquel que no apoya el confinamiento, hacia aquel que no usa barbijo en la vía pública, hacía aquel que hace ejercicio sin barbijo, hacía aquel dueño de bar que se niega a cerrar a la 1 AM porque sale perdiendo. Al pueblo judío, se le acusó de haber infectado los ríos para causar la peste negra. La desesperación de la ciudadanía hizo que muchas comunidades hebreas fueran devastadas por este odio que desató una persecución irracional encabezada por la iglesia católica.
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En pleno encierro, televisión y hogar son un maridaje perfecto. 14 horas de penetración directa de propaganda oficialista. En la sociedad del encierro, el peligro de pisar la calle por que hay un “virus chino”, detenciones, multas, policías nerviosos, en esa tormenta la televisión y las redes sociales son un gran amigo.
Quiero hablarte del spot armado por el gobierno, “LA CUIDADANIA”. Me recuerda mucho a la propaganda durante la 2da Guerra Mundial, donde buena parte del sacrificio ciudadano se encontraba en la vida diaria, en adaptar su estilo de vida. Además de cuanta campaña para hacer sentir a la población parte de algo grande, la oleada de propaganda de odio por parte de los medios de comunicación que son afines al gobierno hacia quienes no comparten la visión del presidente con la pandemia y las restricciones para los ciudadanos.
Esta propaganda termina diciendo «Argentina Unida» ¿dónde? Nunca vi un spot con tanto boludeo por aquel que no actúa como el gobierno quiere. Quizás, hace unos 9 meses atrás mucha gente hubiera repetido feliz cualquier consigna absurda como esta. Leo comentarios de los usuarios en Facebook y todos sorprendidos por la intención agresiva de esta propaganda tratando a la personas como seres despreciables, un relato triste y obsoleto.
La propaganda nace con la necesidad de hacerle creer al pueblo en algo. Para conmover e involucrar a las personas en una causa. Se construye una realidad, donde aquel que no tiene barbijo es un potencial asesino y aquel que tiene el barbijo bien puesto es un héroe. La construcción de una prenda de uso cotidiano y disciplinaria, un ciudadano domesticado y obligado a entregar su libertad. Aislado y colectivizado, convertido en un súbdito. La representación de la sociedad Argentina.
Siempre la culpa es del otro, según el gobierno nacional piensan en la gente y todo lo que hacen es para esconder la mugre que generan día a día los parásitos del Frente de Todos.
El terror se puede sembrar mediante incendios, saqueos en las principales ciudades del país, amenaza de bomba, la liberación de miles de presos que vuelven a donde cometieron sus delitos. Pero hay otras formas menos directas y evidentemente más efectivas, pasan desapercibidas por la mayoría de la sociedad: mediante campañas mediáticas que salen de manera sincronizada en los principales canales de noticias financiados por el gobierno nacional. El terrorismo periodístico progresista es un peligro claro y presente para Argentina y sus ciudadanos. Asusta la naturalidad con la que la ciudadanía toma las reiteradas violaciones a los derechos y libertades.
Estos abusos no pueden seguir ocurriendo. Es momento de animarse a pronunciarse en contra de este plan terrorista sanitario y mediático que nos viene perjudicando desde hace 10 meses, desinformando, metiendo pánico, empobreciendo, enfermando y matando a la sociedad argentina.
Gracias a Rafa Garduño y Silvina Pais por las observaciones.