«El Estado nos ha empobrecido, nos ha quitado las posibilidades de ser un país mejor. Y no solo son cuestiones numéricas: cuando mayor es la presión tributaria, menores son nuestras libertades«. Manuel Adorni
En 1912 la Argentina ocupaba el 7º lugar por su PBI/cápita, más alto que el de Alemania, Francia o Italia. En 1914, la Argentina se destacó como el país del futuro. Su economía había crecido más rápido que la de Estados Unidos durante las cuatro décadas previas y muchos inmigrantes la eligieron como país de adopción en la búsqueda de mejores condiciones de vida.
“Hasta la Segunda Guerra Mundial la Argentina era uno de los países más ricos del mundo. Tan rico era nuestro país, tan abundante la reserva de recursos disponibles que medio siglo de políticas tendientes a empobrecernos no han logrado todavía convertirnos en un país pobre”. (Manuel Mora y Araujo, 2002)
¿Cuándo comienza el empobrecimiento de Argentina?
Entre 1950 y 1990 la Argentina fue uno de los países con peor desempeño económico del planeta. Se inició un proceso de empobrecimiento sistemático que afectó cada vez más a vastos sectores de nuestra sociedad. Durante ese medio siglo, la Argentina sufrió además otros problemas graves: tuvo la inflación más alta del mundo entero y un crecimiento del comercio externo de los más bajos.
Algunos están pensando en que Argentina tiene su tiempo contado y que tal vez nuestros hijos no vivirán en esta tierra corrompida.
El 32% de la población argentina es pobre, incluyendo a los chicos menores de 14 años, aquellos a los cuales no se les da una educación de calidad (a veces ni siquiera de mala calidad), aquellos que no tienen una alimentación adecuada, y tampoco les estamos asegurando de si tendrán un mejor mañana.
¿Por qué el crecimiento de Argentina es pobre?
Se ha convencido a gran parte de la sociedad que el Estado es un amigo que te va a dar todo aquello que no logres conseguir por propio esfuerzo; cuando el esfuerzo individual y colectivo es imprescindible para el crecimiento y progreso social.
Están los datos de que «se estancó la industria y también los servicios basados en conocimiento. Solo podríamos señalar un crecimiento en la productividad del agro a partir de 2015” (Martín Rapetti). Uno de los pocos datos a favor fue el aumento de la protección social para chicos y ancianos, que es la mayor de la región. Loco, estás festejando la ampliación de las asignaciones para chicos y ancianos, la cual es la mayor de la región, ¿de qué crecimiento me estás hablando? ¿te parece? Debería de ser un llamado de atención a que algo no se está haciendo bien.
Hasta el día de hoy, no hay nadie que sea realmente capaz de poner fin a este tipo de episodios. No podemos seguir “jugando” a ver quien la tiene “más larga y más ancha” (en referencia a la Avenida Rivadavia y la 9 de Julio).
No somos ricos por nuestros recursos. Queda en nosotros convertirlos en posibilidades reales de riqueza, lo que implica trabajarlos y transformarlos. No creo que se haya perdido el valor del trabajo como fuente genuina de valor y riqueza, aunque hay que apostar por una revalorización.
¿Será que las “causas” de nuestra pobreza como país se derivan de la alta exclusión laboral y la baja productividad de los sectores?
Hace ahora un siglo, Argentina se encuadraba en el top ten de países más ricos del mundo. Hoy se sitúa en el puesto 63 del mundo, según los últimos datos del Fondo Monetario Internacional (FMI 2017) y la pobreza alcanzó el 33,6% de la población (UCA, 2018). (Fragmento obtenido del blog de Libertad y Progreso)
“Si nos orientamos desde la visión de que somos un país potencialmente rico, esencialmente bien dotado de recursos humanos, culturales, naturales y productivos, que se está empobreciendo gradualmente, pronto convertiremos nuestras potencialidades en realidades y volveremos a ser una de las naciones prósperas del mundo”. (Manuel Mora y Araujo, 2002)